AVÉ LALLEMANT, IMPULSOR DEL DÍA DEL TRABAJO EN ARGENTINA

Por Mariano Oropeza *

La Alemania prusiana del Bismarck expulsaba a miles de disidentes. Algunos iban a Estados Unidos y estuvieron en la primera línea de los mártires de Chicago de Haymarket Square, en cuyo homenaje se impuso el 1ro. de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores. Muchos otros enfilaban hacia América del Sur, en un viaje a lo desconocido que habían iniciado Humboldt y Burmesteir, los naturalistas que recorrían un continente de maravillas. O comerciar como la familia Stegmann que residía en San José de Flores y era muy buena amiga de Don Juan Manuel de Rosas.

Hacia 1868 llega a Buenos Aires Germán Avé Lallemant procedente de Río de Janeiro, donde su padre dictaba cátedra en la universidad. Había nacido en Lübeck, al norte de Alemania, en 1836, y era ingeniero especializado en metalurgia y minería. Apenas pisa el puerto el presidente Sarmiento le encomienda el trazado el camino que debía unir Plaza de Mayo con la lejana Iglesia de Flores, en un primer esbozo de la actual avenida Rivadavia.

A partir de ese momento la amistad con el prócer sanjuanino continuó. En 1881 cuando la esposa de Avé Lallemant encabezó en San Luis la primera huelga docente por falta de haberes, una firma poderosa destrabó el conflicto, y retornaron las clases. Antes a las maestras sin salarios para varios meses se las calumnió despiadadamente, y separó sin ambages de los cargos,  por  “proceder irrespetuoso” Fue el Superintendente General de Educación de la Nación Argentina que dejó la medida sin efecto. Fue Domingo Faustino Sarmiento.

Había llegado Germán Avé Lallemant a Cuyo en 1870 y trabajó intensamente en los tiempos fundacionales de la minería argentina, alternando como docente de matemáticas en el Colegio Nacional de San Luis donde llegó hasta rector. No solamente introdujo la dinámita sino que la empezó a producir en el país para el avance del sector. Comenzó a través de la actividad científica a colaborar con Estanislao S. Zeballos y Francisco Perito Moreno e hizo grandes aportes en geografía, autor del primer mapa de la provincia San Luis,  y en el naturalismo, “nuestros bosques se destruyan diariamente por el interés del capital individual. Ninguna apropiación puedes ser justificada ya que sacaría al Estado con propósitos silvicultores -orientado al bienestar general-”, reflexiona en una memoria descriptiva puntana que fue ignorada por la oligarquía local. En estas líneas se pueden adivinar un pensamiento socialista, que  Avé Lallemant había conocido con marxistas en Brasil,  pero además la originalidad de un análisis específicamente argentino con un ecologismo sui generis.

REVOLUCIONARIO RADICAL

Germán Avé Lallemant colabora profusamente con el semanario Vorwärts, que editaban en Buenos Aires los emigrados socialistas desde 1886, reunidos en el célebre club alemán de la calle Rincón. No por eso descuida sus estudios sobre el suelo y la flora nacional y el apoyo científico a las ideas cooperativistas y proagriculturistas de socialistas y anarquistas. Asimismo es uno de los primeros en defender el valor estratégico de los recursos naturales,  y la explotación de los suelos, frente a la codicia de los intereses extranjeros a través de sus columnas en La Vanguardia. Protagonista de los pasos iniciales de los movimientos populares, y pese a las críticas de sus compañeros socialistas,  se une a las revoluciones radicales de 1890 y 1893 impulsadas desde Buenos Aires por Hipólito Yrigoyen. Es secretario de la Unión Cívica Popular, germen de radicalismo,  que presidía Teófilo Sáa, sobrino de su esposa, Enriqueta Lucero, hija de un héroe del Ejército los Andes, e hijo del general Sáa, el famoso caudillo Lanza Seca puntano. Profundamente ligado a los problemas de los argentinos, en pensamiento y sangre,  alienta a los obreros que apoyaron las revueltas radicales e incluso es nombrado secretario del efímero gobierno revolucionario de Sáa en 1893. Polemiza con José Ingenieros y Leopoldo Lugones,  a quienes reprocha una confusa formación teórica y la repetición del pensamiento europeo, aunque comparte con ellos los inicios del socialismo argentino. En la asamblea de 1896, reunido en el local de del Vorwärts, aparece como candidato de un nuevo partido, el Partido Socialista Argentino, junto con “Juan B. Justo, médico; Adrián Patroni, pintor; Juan Schaefer, zapatero y Gabriel Abad, foguista” Está fue la primera lista que se presentó en comicios de una agrupación obrera. Si bien fueron a una elección fraudulenta y antidemocrática, las que existían antes de la Ley Sáenz Peña y la Ley de Voto Femenino, obtuvieron sorpresivamente 1300 votos.

De regreso a San Luis, Avé Lallemant se constituye en el puentre  entre el radicalismo  y el socialismo,  una voluntad integradora que le costó varias veces su trabajo como cuando en 1900 fue separado del Departamento de Topografía y Obras Públicas. Durante una actualización de su mapa geográfico de San Luis, en pleno terreno, sufre un derrame cerebral y fallece el 2 de septiembre de 1910. Deja una vasta obra agraria, naturalista y ecologista de la cual se conoce poco, con verdaderas joyas de la botánica argentinacomo “Flora puntana” (1909).

EL PRIMER DÍA DEL TRABAJO

La Revolución del Parque del 26 de julio de 1890 no sería lo que fue sin la acción del movimiento obrero, guiado por inmigrantes italianos, españoles y alemanes. Esos días de lucha en las calles, que pavimentaron el camino hacia la democracia de masas en la Argentina, tuvieron como antecedente la primera marcha por el Día de los Trabajadores. Convocada desde los socialistas alemanes que seguían al suizo-alemán José Winiger y Avé Lallemant, entre otros, y bajo los lineamientos del Congreso Socialdemócrata de París (1889) que promovía todos los primero de mayo el recuerdo de las luchas obreras, los cigarreros y carpinteros son los encargados de llamar a los trabajadores criollos e inmigrantes. Estos importantes gremios del fin de siglo pasado distribuyeron los 20 mil ejemplares del “Manifiesto a todos los Trabajadores de la República del Plata”, uno de los documentos más antiguos de la historia sindical. Congregados en la sede del Vorwärts deciden el 30 de marzo realizar un mitín, un mes después, en el Prado Español de Buenos Aires de La Recoleta. Frente a dos mil personas Winiger es su único orador y critica fuertemente a Juárez Celman, el presidente argentino que ya lo había perseguido y multado por “instigación revolucionaria”. Y ese primer 1ro. de Mayo nacional enciende la mecha que estalla en julio en la actual Plaza Lavalle.

Una de las resoluciones tomadas por el comité organizador del Día del Trabajador fue la fundación de un semanario. Así nace  “El Obrero” con la dirección de Avé Lallemant. Desde esta tribuna de doctrina del obrerismo socialista él escribía, “el capital se ha sabido valer de la oligarquía del caudillaje para sentar sus reales en el país y este último ha sido bien remunerado mientras se mostró obediente y dócil…Pero resultó que la oligarquía abusó más y  más del poder del Estado para garantir a sus propios miembros de las consecuencias de la ley sobre la libre competencia… infringió las leyes de la sociedad democrática burguesa convirtiéndose …en un absolutismo insufrible y absurdo”, remata analizando la caída de Juárez Celman, y en unas palabras de sorprendente vigencia.

Una década después de su fallecimiento,  Juan B. Justo reinvindica la importancia del científico socialista alemán. En las páginas de “La Vanguardia” del 4 de agosto de 1920 se podía leer, “el socialismo es originalmente, y ante todo, un movimiento nacional. Aquí lo es a pesar de haberse iniciado principalmente por extranjeros -como Germán Avé Lallemant-…estos extranjeros comprendían mejor la generalidad de los trabajadores argentinos, las necesidades políticas y sociales de la clase productora del país, y contribuyeron a fundar la organización política obrera Argentina”, cierra el fundador del Partido Socialista de Argentina. Como refiere Alfredo Bauer en su trabajo sobre el socialismo alemán en el país, salvo un Cerro del Cordón de Varela (San Juan),  una escuela en Las Pircas en el Departamento de Pringles (San Luis),  o un molusco fósil “chilina lallemandi”, son nulas las menciones de éste precursor del pensamiento político popular, y señero del naturalismo argentino,  incluso en la izquierda o el progresismo. El olvido de Germán Avé Lallemant es también una clave para pensar como con silencios se construye también un pensamiento nacional.

* Historiador (Publicado en serargentino.com)

…………………..

Fuentes: Bauer, A. La Asociación Vorwärts y la lucha democrática en Argentina. Buenos Aires: Biblioteca Nacional. 2008; De Titto, R. El pensamiento del socialismo y la izquierda. Buenos Aires: Editorial El Ateneo. 2010; Tarcus, H. (director) Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976). Buenos Aires: emecé. 2007