Por Eduardo Gastón Mones Ruiz *
Había una vez… un Pueblo valiente, seguro de su destino, decidido a aceptar los desafíos que las circunstancias presentaran para llevar adelante sus grandes causas y alcanzar sus nobles y justos objetivos. Geográficamente está ubicado casi en el centro del país, en una provincia pequeña, con bajo número de habitantes, en una ciudad joven y pujante de alrededor de 40.000 almas, en el Sur-Este de su territorio.
Este año (2023) se conmemora el medio siglo de una de ellas. Una de las más destacadas, quizá la más importante: su inconmovible lucha, nunca abandonada, de poseer Casas de Altos Estudios para sus hijos. En ella, participaron varias generaciones acompañadas por el fuego y la ilusión, en una continuidad perseverante y empeñosa, con dirigentes comprometidos que, indudablemente, siempre supieron que el esfuerzo y aún el sacrificio lograrían el fin buscado.
Tuve el honor de conocer a muchos de ellos, apreciar su arduo camino y aprender de su inclaudicable firmeza. Gente estupenda, al servicio incondicional de su Pueblo y sus sueños más elevados. Me enseñaron que las grandes causas y objetivos, que concitan la voluntad de los pueblos, siempre se consiguen, se hacen realidad. Pueden demorar, sufrir permanentes obstáculos, tener frustraciones, enfrentar zozobras y altibajos pero, a pesar de las situaciones adversas, siempre se concretan. Son retos que conmueven y dejan en libertad las energías más acentuadas y valiosas de una comunidad. A todos ellos, a los integrantes de la Comisión “Pro Facultad”, a quienes los precedieron y continuaron, mi especial, sincero y permanente agradecimiento.
En ese marco, empujados por la irresistible decisión de un Pueblo ejemplar, participamos o, mejor, pusimos nuestro pequeño granito de arena un conjunto de funcionarios de la época, alentados por la pasión contagiosa que provocan las grandes causas, que es imposible desoír. Y así, todos los legisladores nacionales de la provincia, sin excepción, y el intendente municipal se constituyeron en el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, atravesando el último round de tanto tiempo de lucha.
Considero que es necesario establecer cómo estaba integrada dicha representación. Se congregaron los siete (7) legisladores nacionales y el intendente. En ese entonces, había tres (3) senadores y cuatro (4) diputados nacionales. Estimo indispensable mencionarlos y, además, recordar su composición: tres (3) de San Luis capital (un senador y dos diputados); dos (2) del departamento Pedernera (un senador y un diputado); un (1) senador del departamento San Martín; y un (1) diputado del departamento Ayacucho (que luego fuera reemplazado por otro del departamento Pedernera). Ellos eran, en el orden seguido: CAPITAL: Juan Gregorio VIVAS, Joaquín TULA DURAN (MPP) y Luis Ángel CASAZZA (PJ); PEDERNERA: Oraldo Norvel BRITOS y Ruperto CARRERAS (PJ). SAN MARTÍN: Carlos FRANCO (PJ); y AYACUCHO: Jorge GLELLEL (PJ), que luego fuera reemplazado por otro: Juan Jaime CATEULA (PJ), también del departamento Pedernera. De los cuales queda vivo uno sólo: Oraldo Norvel BRITOS (con 90 años de edad).
En la reunión -el último round- nos recibió el subsecretario del área y, después de un breve diálogo en el que se le impuso el objetivo de nuestra misión, nos observó -con una sonrisa de tolerante asentimiento- y nos dijo: “Está concedido, pueden irse tranquilos, no hay problema”.
Ante esta afirmación, tan satisfactoria y contundente, el (atrevido) intendente (de 28 años) pidió la palabra y manifestó:
– “Señor, con todo respeto, ¿puede ponernos esa resolución por escrito y así poder llevar un documento oficial para mostrar a mi Pueblo?”.
Enarcando una ceja, respondió con otra pregunta:
– “¿Ud. es escribano?”.
– “Sí señor”, fue la contestación. Retomando la palabra, pronunció con énfasis:
– “Entonces, hágala Ud., yo la firmo”.
– “Con todo gusto, ¿me presta una máquina de escribir?”.
Levantó la vista y dirigiéndola hacia un rincón de su despacho, haciendo un ademán indicativo, manifestó:
– “Ahí la tiene”. Y, una vez finalizada la redacción, la leyó en breves instantes, casi como al pasar, sacó su lapicera, la firmó y selló, expresando:
– “Tome, acá la tiene, llévesela a su Pueblo”.
Le agradecimos profundamente -mirándonos con sonrisas subrepticias- y nos despedimos con animosos apretones de manos. No cabía la alegría en nuestro cuerpo, queríamos saltar, gritar, cantar, pero mantuvimos la compostura…(a duras penas).
Regresamos a nuestra ciudad, con la sensación del deber cumplido; donde fuimos recibidos con un afecto cálido, expresivo, sentido y una alegría que desbordaba el espíritu. El Pueblo estaba Feliz. Contento. Entusiasta. Una larga caravana nos acompañó hasta radio L.V.15 y el periodista Freddy Reine Zambrano leyó el documento. Y miles de personas se juntaron y festejaron: el objetivo había sido alcanzado. El resultado: ¡QUE ELLOS, SOLAMENTE ELLOS, HABÍAN HECHO POSIBLE!
Y el 27 de enero de 1974, en el Salón Municipal de Cultura, fue inaugurado por el rector Mauricio López y el intendente el primer ciclo lectivo de la Universidad Nacional de San Luis.
Al centro, el intendente Eduardo Mones Ruiz y el ex rector Mauricio López.
La ciudad en que ocurrían los acontecimientos narrados era la joven y pujante Villa Mercedes, nuestra amada ciudad. Y quién estas humildes líneas escribe su intendente…
Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.
* Ex intendente de Villa Mercedes.
Mas noticias
FUERTE EBULLICIÓN EN LA UCR TRAS LA PÉRDIDA DEL MINISTERIO DE TURISMO
POGGI LE ACEPTÓ LA RENUNCIA A RIGAU Y LE QUITARÍA EL MINISTERIO DE TURISMO A LA UCR
PARA LA JUSTICIA, PROCRASTINAR DEJÓ DE SER UNA OPCIÓN