Este viernes más de cien trabajadores se reunieron para llevar a cabo un emotivo abrazo simbólico en defensa de la Clínica del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA), en Villa Mercedes, que está amenazada con el cierre de su servicio de internado y guardia.
La protesta se organizó en respuesta a la decisión unilateral de las autoridades del gremio en la provincia, quienes pretenden implementar esta medida. Los manifestantes se congregaron para expresar su preocupación y exigir que se reconsiderara la determinación adoptada.
Los afiliados, en su mayoría provenientes de empresas como Bagley y Arcor, subrayaron que la clínica ha sido un recurso fundamental durante décadas y expresaron su temor a perder este servicio esencial de un momento a otro. Adalberto Bustamente, uno de los delegados, enfatizó que la intención de la protesta era pacífica y apolítica, centrada únicamente en la defensa de un beneficio largamente valorado por los trabajadores.
Recordaron que la institución se creó con el aporte de los afiliados, que sin embargo nunca fueron consultados sobre el cierre de estos servicios, sino que se les comunicó una decisión que ya habría tomado unilateralmente la actual conducción del gremio.
En relación con la situación actual, los trabajadores informaron que no existe un acuerdo formal sobre cómo funcionarían los servicios de internación y guardia en caso de que se efectuara el cierre.
Las discusiones sobre tercerización con otros centros médicos han sido comunicadas de manera verbal, generando incertidumbre entre los afectados, quienes sostienen que el policonsultorio es el área con mayores problemas económicos, no la internación que se pretende cerrar.
Durante el abrazo simbólico, los participantes hicieron hincapié en que la gestión actual del gremio debería priorizar la salud de los trabajadores y evitar que la clínica, conocida popularmente como la clínica de la alimentación, se vea privada de brindar servicios de internación que han estado disponibles durante aproximadamente tres décadas.
Natalia Rossi, delegada de Bagley, resaltó la necesidad de actuar ante el descontento generalizado generado por la medida, enfatizando que la clínica es un patrimonio común para el cual todos han contribuido. Aseguró que se han tomado precauciones para evitar que la situación se politice, enfocándose en mantener los servicios esenciales para los trabajadores afiliados al STIA.
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