Por Eduardo Gastón Mones Ruiz *
Cuando iniciaba este año (2 de enero), escribí un análisis de situación bajo el título: “ACÁ ESTAMOS Y ALLÁ VAMOS”, que estimo sigue teniendo actualidad, casi diría que permanece vigente. Y hoy se me hace necesario revivirlo.
En él expresaba: “Estamos en Villa Mercedes, provincia de San Luís, República Argentina… en el año 2023, donde se decide el futuro de nuestro país, provincia y ciudad”.
Es, sin duda, un tiempo muy especial. Nos encontramos en un cruce de caminos (una encrucijada, tal vez la final) y tenemos que elegir cuál recorrer. No es una decisión simple porque en ella nos va el Futuro.
En el presente tenemos que resolver qué camino tomaremos. En el futuro, de acuerdo a la disposición que adoptemos, debemos entrar en una nueva etapa que es indispensable construyamos entre todos. Sabiendo, de antemano, que ésta es la única manera de hacerlo.
¿Qué se pone en juego y, también, en riesgo?: ¡EL FUTURO!
¿Estamos en condiciones de lograrlo?: ¡SÍ!, SIN DUDA. Pero, es ineludible tener en cuenta -al menos- los últimos cuarenta años vividos. En ese lapso, muchos de nuestros afectos partieron. Numerosos no pudieron realizarse. Varios traicionaron sus propias y profundas convicciones. Otros accedieron y aceptaron participar en algo que pensaron bueno, pero en rigor tan viejo y repetido como la historia de los males.
¿Qué sería forzoso entender y llevar a cabo?
1º) En primer lugar, comprender que todos somos necesarios, pero ninguno imprescindible o irremplazable. De ellos están llenos los cementerios.
2º) En segundo, asumir que estamos en una situación límite, en la que no podemos permanecer porque sucumbiríamos. Todo, absolutamente todo, corre peligro: la comunidad, la familia y hasta nuestra propia vida.
3º) Y, por último, tener la convicción, corajudamente fuerte, QUE SE PUEDE y ponerla al servicio de las acciones adecuadas para poder superarlo rápidamente.
¿Estamos preparados para hacerlo?: ¡SEGURAMENTE SÍ! Hay muchas circunstancias, claras y precisas, que así lo determinan.
Pero, como paso previo, en mi humilde opinión, hay que obtener un esfuerzo de interpretación para asir inteligentemente el estado actual en que se encuentran las cosas.
Suele ocurrir que, en la vida personal de cada uno de nosotros, la primera actitud es dejar pasar el tiempo, en la creencia que su solo transcurso va ir arreglando y corrigiendo los desatinos producidos. Se tiende, como medida defensiva, a no enfrentar los problemas y adversidades, imaginando que pueden ser solucionados sin mayores dificultades por situaciones venideras. Y eso, exactamente, es lo que hicimos los pasados 40 años, sin ningún resultado positivo.
Por ende, no nos queda otro camino que confrontar lo sucedido y enfrentar sus consecuencias. “Hay que agarrar el toro por las astas”, comprometernos con alma y vida para salir airosos de los escenarios que nos atrapan, desconciertan y, cada vez más, nos hunden en la incertidumbre, la desesperanza y el pesimismo. Cuando, en rigor, lo que se requiere es desafiarlos sin miedo.
Debemos preguntarnos, con sinceridad, qué modelo de país queremos: ¿Con educación pública?, ¿o sin ella?. ¿Con salud pública o privada? ¿Con sistema de jubilación solidario o privatizado? ¿Con un Estado que se ocupe de las funciones esenciales (más eficiente y sin corrupción) o dejar todo en manos del Dios mercado? ¿Con libre portación de armas y libre comercio de órganos, o un Estado que garantice la seguridad y el acceso igualitario a los servicios esenciales?
“VILLAMERCEDINOS, SANLUISEÑOS, ARGENTINOS: ¡A LAS COSAS! ¡AHORA!
No dejemos que nos venzan el desánimo y la incomprensión. NO DENOSTEMOS. ¡REALICEMOS!
¡VAMOS JUNTOS A LUCHAR POR EL FUTURO! Es el futuro de todos. Y, particularmente, de las nuevas generaciones, que nos obligan a dejarles algo mejor.
¡BUSQUEMOS EN CONJUNTO, CON FE, ESPERANZA Y MUCHO AMOR POR ARGENTINA, EL BIEN DE TODOS!
* Ex intendente de Villa Mercedes.
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