La asunción de senadores provinciales en la Legislatura de San Luis es un acto democrático que se celebra del 1 al 10 de diciembre de cada año, en una sesión llamada “preparatoria”.
En lo personal, la del año 2021 marcó un hito en mi vida por varios motivos, pero principalmente por qué fue la última vez que mi padre “el Tato” me pudo acompañar en un acto oficial. Es un momento hermoso para cada familiar amigo y militante.
Sin embargo, este año, lo que debía ser una fiesta democrática, fue convertida en un circo vergonzante, donde el vicegobernador saliente y los senadores de Alberto Rodríguez Saá que, en silencio, avalaron una bochornosa maniobra ante la mirada atónita del público, mostraron la peor cara de su espacio político, espacio al que el electorado de San Luis le dio la espalda en 4 elecciones consecutivas este año.
No solo el vicegobernador descaradamente se hizo nombrar como empleado de la Cámara Alta (si, por primera vez en la historia de la democracia de San Luis un vicegobernador se hizo nombrar empleado del Senado, el mismo que pretendió ser nombrado juez del Superior Tribunal y luego se arrepintió). Todo este escandaloso circo avalado por los senadores del oficialismo saliente. Sino que merecen un párrafo aparte los nombramientos de familiares y de los propios senadores salientes (si, increíblemente Camilli y Torrontegui se hicieron nombrar como secretarios del Senado, dado que antes, cuando el cuerpo era un club de amigos, existía un acuerdo tácito en el que los senadores que dejaban el cargo quedaban empleados de la cámara por dos años).
Todo esto fue patéticamente planeado y ejecutado el día de hoy, cuando se dispusieron a jurar ellos mismos, ellos mismos que violando el reglamento interno votaron para que asumieran los nuevos senadores 4 días antes de entrar en funciones, cortándole por 4 días el mandato a los senadores salientes.
No contentos con eso, mostrando la total falta de responsabilidad republicana que mostraron durante estos últimos 8 años, tampoco nos permitieron opinar por la configuración de la nueva mesa directiva, la que nombra al presidente provisional de la Cámara, tercero en la línea sucesoria de la gobernación, al igual que en la Cámara de Diputados de la provincia, faltándole el respeto a las instituciones.
Tanto Cristina Fernández en 2015, como cuando asumió Mauricio Macri, como Alberto Fernández, ahora ante el triunfo de Milei, todos se comportaron como estadistas y a pesar de seguir teniendo las mayorías en ambas cámaras, permitieron que las presidencias de diputados y la provisional del Senado de la Nación tuvieran el mismo color político del gobierno entrante. Es lógico, ¿Cómo pueden pretender tener alguien en la línea de sucesión sin estar refrendado por el voto popular?
El gobierno que se va no solo es antidemocrático, además es incoherente y soberbio, al punto de creer que la provincia de San Luis les debe algo… De locos.
Seguramente, en la intimidad, deben seguir preguntándose cínicamente: ¿por qué la sociedad nos dio la espalda?. La respuesta la dan ellos mismos y no lo entienden. Ellos mismos destruyeron al sector privado de la provincia, por eso dejan un Estado dependiente en prácticamente 80% del gobierno nacional. Tal fue la destrucción de las empresas en la provincia, que ellos mismos no quieren invertir un solo peso obtenido del Estado en beneficiar el mismo Estado que por tantos años les permitió enriquecerse y gozar de privilegios escandalosos.
Lo de hoy marca un fin de época de la peor manera, eligieron retirarse por la puerta chiquita de la historia de San Luis y así serán recordados: como pequeños dirigentes sumidos en sus patéticas miserabilidades.
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