El próximo domingo 28 de julio más de 21 millones de venezolanos acudirán a las urnas para elegir entre el presidente en ejercicio, Nicolás Maduro, y su principal rival, Edmundo González Urrutia, elegido por la líder opositora María Corina Machado. Ambos están cerrando sus campañas en un ambiente de incertidumbre y presión internacional para que el oficialismo garantice la transparencia del proceso electoral.
La advertencia de Maduro sobre un “baño de sangre” en caso de perder la elección marcó el clima electoral en la antesala de una elección crucial que definirá el futuro del país. El escenario es incierto, considerando que por primera vez el candidato de la oposición en las últimas encuestas midió por encima del candidato chavista en intención de voto.
Los comicios, en tanto, ocurrirán un contexto de renovada cooperación internacional y medidas económicas optimistas que siguieron al levantamiento de sanciones contra Caracas de Estados Unidos y otros países. Un escenario que podría impactar en los desafíos significativos tanto políticos como sociales que enfrenta Venezuela.
Mientras tanto, la comunidad internacional y los venezolanos dentro y fuera del país observan atentamente el proceso electoral, esperando que sea un reflejo auténtico de la voluntad popular y un paso hacia una mayor estabilidad para la nación, a pesar de las últimas maniobras del presidente.
Edmundo González Urrutia, el principal opositor.
Maduro, por su lado, negó la participación de sus críticos regionales como veedores internacionales, entre ellos delegados del Brasil de Lula da Silva e incluso el expresidente argentino Alberto Fernández, quien fue “desinvitado” debido a sus críticas a las declaraciones del mandatario.
Este jueves, Maduro, de 61 años, cerrará su campaña con una marcha que abarcará varios puntos de Caracas, desde las importantes barriadas en la mañana hasta la emblemática avenida Bolívar en el centro de la capital. Además, llevará a cabo un acto en Maracaibo, una región duramente golpeada por la crisis económica.
Maduro, quien asegura haber recorrido más de 250 ciudades durante su campaña, busca proyectar una imagen de fortaleza y confianza para remontar el apoyo popular. “Acá el único presidente que garantiza la paz y la tranquilidad se llama Nicolás Maduro Moros, hijo de (Hugo) Chávez”, afirmó el mandatario, mientras se presenta a sí mismo como un “gallo pinto”, en un intento por mostrar su capacidad de lucha frente a la adversidad.
Los carteles del presidente Maduro inundaron las calles de la capital venezolana.
Por otro lado, Edmundo González Urrutia, de 74 años, finalizará su campaña con una concentración en Las Mercedes, un barrio acomodado del sureste de Caracas. Acompañado por la exdiputada María Corina Machado, la figura que lidera los sondeos de intención de voto enfatizó la importancia del cambio pacífico para poner fin a las más dos décadas que lleva el gobierno chavista.
González Urrutia fue ungido por Machado para liderar la contienda contra Maduro, quien fue la candidata de la alianza opositora Plataforma Unitaria pero fue inhabilitada en una controversial decisión judicial.
En una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, el candidato opositor manifestó: “Ellos podrán tener los recursos del Estado, podrán tener el control del CNE (autoridad electoral), podrán tener la fiscalía que aplaude sus abusos, pero nosotros tenemos el amor, el apoyo y el entusiasmo de la gran mayoría de los venezolanos que quieren el cambio en paz”.
Las declaraciones de Maduro sobre un posible “baño de sangre” en caso de perder suscitaron una fuerte reacción internacional. El presidente de Chile, Gabriel Boric, exigió elecciones “transparentes, competitivas y sujetas a observación internacional”. Boric advirtió: “No se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre, sino que lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos”.
El expresidente brasileño Lula da Silva también expresó su preocupación, diciendo: “Me asusté con las declaraciones de Maduro, de que si él pierde las elecciones habrá un baño de sangre. Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre”.
Lula, en tanto, subrayó que “Maduro tiene que aprender: cuando ganas, te quedas (en el poder). Cuando pierdes, te vas. Y te preparas para disputar otra elección”.
En respuesta, Maduro desestimó las críticas y comentó: “El que se asuste que se tome una manzanilla”. Esta actitud desafiante refleja la creciente tensión en torno a la legitimidad del proceso electoral en Venezuela, donde la oposición viene denunciando presiones y vulneración de derechos en los meses previo a los comicios.
El expresidente argentino Alberto Fernández había sido invitado como observador por la autoridad electoral, pero su viaje fue cancelado después de que Fernández hiciera declaraciones similares a las de Lula, pidiendo a Maduro que respetara los resultados.
LAS MEDIDAS QUE TOMÓ VENEZUELA
En un intento por asegurar la transparencia del proceso electoral, Venezuela tomó varias medidas significativas. El canciller venezolano Yvan Gil, junto con un panel de expertos electorales de la ONU, destacó las fortalezas del sistema electoral venezolano. “Tuvimos la oportunidad de resaltar las fortalezas del sistema electoral venezolano, reconocido a nivel mundial como uno de los más confiables y transparentes”, dijo.
El 30 de junio, el Consejo Nacional Electoral (CNE) organizó un simulacro electoral con la participación de coaliciones políticas tanto del oficialismo como de la oposición. Este ejercicio tuvo como objetivo asegurar la transparencia y eficiencia de la jornada electoral, y familiarizar a los votantes con el proceso de votación. Venezuela también invitó al grupo BRICS para observar las elecciones, subrayando su relevancia en la arena internacional.
Además, la presencia del Centro Carter y de figuras políticas internacionales como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, el panameño Martín Torrijos, el exmandatario de República Dominicana Leonel Fernández y el colombiano Ernesto Samper, proporciona un nivel adicional de supervisión y apoyo al proceso electoral.
REACTIVACIÓN ECONÓMICA Y REPATRIACIÓN DE MIGRANTES
En paralelo a la contienda electoral, Venezuela estuvo trabajando en la reactivación económica. El país ha registrado una inflación de 1,5% en mayo, la más baja en 20 años, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa un crecimiento económico significativo para 2024.
Además, la flexibilización de sanciones por parte de Estados Unidos permitieron un incremento en los ingresos petroleros y nuevos acuerdos de producción, favoreciendo así la economía nacional.
Según un informe de la consultora Información Latinoamericana, el programa de repatriación “Misión Vuelta a la Patria” facilitó el regreso de más de un millón de venezolanos, en un esfuerzo por reconstruir el país y ofrecer asistencia a los migrantes retornados.
Maduro destacó la importancia de esta iniciativa, afirmando: “Merecen atención y dignidad, y el Estado venezolano pone todo a su servicio para protegerlos y que vuelvan a su tierra”.
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