Por Arnoldo Pucci *
Luego de analizar las partidas asignadas a las Universidades en la Ley de Presupuesto enviada al Congreso Nacional para su tratamiento, desde CONADU manifestamos con profunda convicción, nuestra disconformidad y preocupación frente a la propuesta presentada. Por este camino, marchamos a una continuidad del conflicto, por la imposibilidad de las universidades de contar con los fondos suficientes para garantizar su funcionamiento.
Este presupuesto no representa una visión que valore verdaderamente el rol de la universidad pública, ni su potencial para el desarrollo de nuestro país. Al contrario, recorta sus posibilidades y limita la capacidad de nuestras instituciones de educación superior, para cumplir con su misión de formar, investigar e innovar.
Reiteramos, en este sentido, que una insuficiente inversión para Educación Superior pone en jaque a la educación universitaria en Argentina, que ha sido históricamente un motor de movilidad social y un pilar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Sin embargo, este presupuesto disminuye la asignación real a nuestras universidades, ajustándolas en un contexto de inflación elevada y crecientes necesidades.
Esto se traduce en aulas que no podrán modernizarse, laboratorios sin equipamiento adecuado y una precarización de las condiciones en las que se imparten clases y se realiza investigación. No nos equivocamos si manifestamos que “estamos hipotecando el futuro de nuestros estudiantes y, con ello, el futuro del país”.
También podemos observar que las partidas asignadas a salarios y condiciones y medio ambiente de trabajo para las y los Docentes y las y los trabajadores no docentes, presentan a moneda constante un importante deterioro dado que representan cerca del 31 % menos que el vigente actualmente. Lo que nos permite afirmar que este presupuesto tampoco garantiza un ajuste salarial justo para nuestros y nuestras docentes y no docentes. Ellos y ellas, quienes diariamente sostienen la educación y formación de miles de jóvenes, no solo enfrentan un salario deteriorado, sino también condiciones laborales que no corresponden al valor de su labor. Un país que no cuida a sus docentes está socavando sus cimientos y comprometiendo la calidad educativa que podemos ofrecer.
Esta significativa disminución en las partidas asignadas en el proyecto de presupuesto afecta un eje estratégico. Porque se suspende el artículo de la Ley de Financiamiento educativo que incrementaba gradualmente hasta alcanzar el 1 % del PBI destinado a Ciencias y Tecnología. Ante esto, podemos afirmar que lisa y llanamente se abandona la investigación, que es una función central de nuestras universidades, y es lo que permite que Argentina avance en áreas clave como ciencia, tecnología, salud y medio ambiente.
Con la falta de inversión en investigación, no solo estamos limitando los desarrollos científicos y tecnológicos, sino que también perdemos competitividad y dependemos cada vez más de conocimientos y recursos extranjeros. En lugar de apostar por el desarrollo de conocimiento propio, este presupuesto nos relega a la posición de consumidores en un mundo que exige innovación constante.
Este presupuesto tal como está diseñado excluye un aspecto preocupante, dado que no ofrece medidas concretas para asegurar el acceso a la educación universitaria de sectores vulnerables. La universidad pública debe ser inclusiva y eso implica recursos para becas, programas de apoyo y tutorías y condiciones de estudio dignas. Sin estos recursos, cada vez serán más los estudiantes que verán truncado su derecho a la educación superior y será la sociedad quien pague el precio de esa exclusión.
Como siempre decimos “La Universidad Pública Salva Vidas”, y es porque vemos a la Universidad como Motor de Cambio. Seguimos creyendo en el positivo impacto que tiene contar con una Educación Universitaria Pública, Gratuita y de Calidad, como valor impostergable de nuestra sociedad.
Los recursos que se destinan a nuestras universidades no son un gasto; son una inversión en el país, en su gente y en su futuro. Un presupuesto que no fortalece la educación superior, la investigación y la formación de nuestros jóvenes es un presupuesto que compromete nuestra capacidad de desarrollo y nuestro lugar en el mundo.
Este no es el presupuesto que Argentina necesita. Desde nuestra posición, pedimos a los Diputados y Senadores que reconsideren esta asignación y que se priorice un plan de financiamiento adecuado, sostenible y orientado a largo plazo para las universidades públicas. Exigimos un compromiso firme con la educación superior, con el desarrollo científico y con una Argentina más justa, inclusiva y preparada para los desafíos de este siglo.
* Sec. Gral. de ADOI (Mesa Directiva CONADU)
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