13 marzo, 2025

EL DÍA QUE UN JUEZ FEDERAL PRENDIÓ EL VENTILADOR SOBRE LAS RAMIFICACIONES DEL NARCOTRÁFICO

Por Eduardo Gargiulo

Sobre el tráfico y consumo de drogas mucho es lo que se dice, casi siempre por lo bajo y con algo de temor. Desde la connivencia de la justicia y la policía con los traficantes, hasta los adictos de las clases medias y altas e incluso en el propio Poder Judicial. Por eso cuando quien habla es un juez federal y lo hace en una entrevista periodística, el estrépito es mayúsculo.

Lo logró el colega Daniel Arce, en una nota transmitida en VMI Radio 88.1 FM que reprodujo Villa Mercedes Info. A través de un testimonio contundente y por momentos estremecedor, el Dr. Juan Carlos Nacul, juez federal en Villa Mercedes, brindó un panorama detallado de la situación del sistema judicial en la provincia de San Luis, su tipología consolidada a partir de los últimos 40 años y los desafíos que enfrenta en la lucha contra el narcotráfico.

De la extensa entrevista, cuya síntesis lo invitamos a escuchar al final, se desprenden conceptos que conmocionan e impactan y que seguramente –al menos eso es de esperar- tendrán repercusiones. El ventilador está prendido.

  • No hace falta decirles que nuestra sociedad es muy adicta, vulnerable y permeable, especialmente porque nunca hubo un juzgado federal en Villa Mercedes o en esta zona, que abarca desde Merlo hasta La Pampa; es decir, zonas como Justo de Darac, Nueva Galia, Merlo, Carpintería, Conlara y Tilizarao, que eran consideradas “zonas luz verde”, tierra de nadie.

  • Cuando funcionaba una subdelegación de la federal, debíamos solicitar los allanamientos y demás medidas al juez federal de San Luis, lo que ocasionaba demoras hasta que éste llegaba y resolvía; así se efectuaban los allanamientos y se procedía al secuestro, pero nada más, ya que la información se filtraba. Esto se debía, además, a que muchos oficiales—tanto provinciales como federales—son oriundos de este pueblo, y yo, al no ser de aquí, no tengo ni amigos ni enemigos. No tengo simpatía ni antipatía, como solía decir un amigo, por conocer a los jóvenes que trafican; en consecuencia, los detenidos se comunicaban con los oficiales y, al llegar, no se efectuaban los secuestros. Fue entonces cuando la Gendarmería, a la que insistí para su retorno, comenzó a realizar los procedimientos. Estamos trabajando para ver si se instala policía federal en Merlo o, en su defecto, que la Gendarmería se encargue del sur de la provincia (en zonas como Nueva Galia y Buena Esperanza, verdaderas “tierras de nadie”).

  • Aquí contamos con 40 o 50 efectivos y una brigada de investigaciones de no más de 10 agentes, en comparación con más de 200 en San Luis; además, disponemos de un solo vehículo ploteado, mientras que allá hay cinco o seis. Es imprescindible trabajar de forma conjunta; de lo contrario, no sirve de nada. Se podría asignar a la Gendarmería el sur, a la policía provincial el norte y a la federal el centro, de modo que se cubran las rutas alternativas que ingresan a Villa Mercedes, como Vizcachera, Punilla, Justo Darac, Casimiro Gómez, entre otras.

  • Dispongo de siete rutas de tierra alternativas que, al transitarse fuera de la autopista, son prácticamente “tierras de nadie”, por donde circulan camionetas 4×4, 4×5, y otros vehículos destinados al tráfico.

  • Como decía, nuestra sociedad es muy adicta, tanto de clase media como alta; nadie se salva, y por ello se llega a pretender una actitud pasiva frente al narcotráfico. Recuerdo que, en el Podeti (edificio de tribunales), en una ocasión me trajeron al perro antidroga para presentarlo, y después de dar una vuelta por el lugar, se procedió a cerrar la puerta a los juzgados, a raíz de investigaciones que revelaron que empleados judiciales, magistrados—que consumen y venden sin necesidad de nombrar nombres—e incluso fiscales de Cámara en estado de ebriedad atropellaban a personas en contramano. Es una locura. Aquí se conoce a todos, y después de cinco años ya sé quién es quién, y me permito hablar con franqueza porque no tengo nada que ocultar.

  • Necesito que se modifique la modalidad, ya que existe la costumbre, entre algunos profesionales y abogados, de reunirse con el juez el sábado y el domingo, acordando de palabra y compartiendo asados y reuniones familiares, de modo que se arreglan los asuntos durante el fin de semana. El problema es que, al llegar el lunes, ya no existe causa y se procede a la liberación. Además, hay fiscales que se niegan a llevar a cabo ciertos procedimientos, por ejemplo, en casos de delito común en los que se recaban elementos secuestrados (droga, dinero) y se rehúsan a entregarlos. He tenido que dictar una resolución intimando a una fiscal a que me entregue lo incautado; esto no puede ser, no por una confusión, sino porque se llevan el dinero a la casa, incurriendo en delitos. No puede haber fiscales provinciales que actúen así, y el fiscal federal me ha solicitado que intimé a la fiscal provincial para que entregue lo incautado.

  • Aquí se suma una idiosincrasia especial: durante 40 años todo se ha manejado a base de amiguismo; los jueces entran por la ventana y salen por la claraboya, ya que se les hace renunciar antes de jurar, a diferencia de nosotros, que pasamos por un riguroso proceso de evaluación ante el Consejo de la Magistratura, el Poder Legislativo y el Ejecutivo Nacional. Por ello, es muy difícil ser juez federal aquí, debido a la problemática de adicción en la sociedad.

  • Es increíble, por ejemplo, que los abogados lleguen a la audiencia en estado de ebriedad, de tal forma que uno no puede distinguir quién es el preso y quién es el abogado.

  • Somos vecinos; no tengo nada que ocultar. Vengo de otras provincias, con un expediente intachable, designado por el Presidente de la Nación con el acuerdo del Congreso, y vivo en un departamento, tengo una camioneta a mi nombre y es todo lo que poseo; por ello, no tengo reparos en decir la verdad sobre la situación, que es increíble.

  • Por ejemplo, una fiscal se lleva el dinero a su casa; cuando se le intimó a devolverlo, entregó menos, y al ser cuestionada dijo: “Me voy al cajero a sacar lo que falta”. Pero si se trataba de un secuestro, ¿por qué debería estar el dinero en su cuenta?

  • …porque la historia comienza así: el adicto o el narco le vende –o incluso le regala– la dosis, convirtiéndolo en un esclavo de la droga. Así, la persona comienza a consumir; cuando ya no tiene dinero, vende sus pertenencias y hasta se alía con el narco, diciendo “soy un soldado tuyo, un delivery”. De este modo, consume pero también vende, lo cual representa, lamentablemente, la miseria humana.

  • En nuestra provincia no contamos con centros de rehabilitación para adictos, ni con lugares adecuados para alojar a menores o a mujeres. Es un completo desastre el manejo de la represión y la atención a los enfermos. Aunque el adicto no es necesariamente un enfermo, ¿qué hacemos con quienes han perdido el juicio? ¿Los matamos? No, debemos curarlos. A los adictos se les debe proporcionar un tratamiento de desintoxicación, pero en realidad no existe; ¿a dónde los envían? ¿A Córdoba? Así, cuando un menor se ve afectado —con un padre preso y una madre que se prostituye— se agrava la degradación social, y eso es lo que trae la droga.

  • Lamentablemente, creo que terminaré mis años como juez sin que esto cambie, ya que son años de degradación; el delito siempre va más allá de la represión y de la justicia.

  • Entonces, ¿cómo protegemos a ese ejército de jóvenes que mueren cada día sin que existan estadísticas? ¿Por qué? Porque, en general, no muere el hijo de una persona importante; sin embargo, quienes mueren por el “paco” –esa droga barata– no se registran en las estadísticas, ni aquí, ni en la provincia, ni en el país. En el conurbano bonaerense, la cantidad de jóvenes que mueren por sobredosis es tremenda. El “paco” finalmente conduce a la muerte. Comienzan a perder peso: a los tres meses han bajado 20 kilos, a los seis meses han perdido la mitad de su peso y, entre los nueve meses, mueren. ¿Por qué? Porque esa droga daña el lóbulo frontal, la parte donde se generan las reacciones del amor, el sentimiento, el calor y el frío, convirtiéndolos en autómatas. Por ello, la persona llega a ser asesinada antes de que se dé cuenta de que, si se le va a robar, le disparan y luego le roban hasta las zapatillas, ya que no piensa.

  • El individuo llega a robar incluso a su propia familia, llegando a matar a sus propios parientes por consumir esa “basura”.

  • Aquí la sociedad convive con los narcos. Por ejemplo, ayer tuve un caso de cuatro imputados que fueron trasladados al penal y, cuando se avisó a los familiares, se produjo una manifestación de 30 o 40 personas en barrios como Eva Perón 1, 2 y 3, La Ribera, entre otros. En el juzgado se tuvo que llamar a refuerzos federales para desalojar la zona. En resumen, la sociedad convive con narcotraficantes y distribuidores, por lo que es necesario que empiecen a denunciar si no se quiere que mueran hijos o nietos. Además, en el juzgado se dispone de un buzón anónimo para tal fin.

  • No sé cómo proceder: cierro un kiosco y, si arresto al padre, a la semana se abre otro kiosco; o, si arresto a la madre, ella reaparece, o lo hace alguna vecina, comadre, tía o pariente. Es tremendo. Además, lo que más me preocupa es el ingreso de droga, ya que los pequeños delitos terminan liberándose, pues no puedo mantener a alguien preso por 20 años.

  • Sin embargo, lo que me preocupa son los capitalistas que compran los 20 o 30 kilos que ingresan desde el norte; en Villa Mercedes hay varios conocidos, y estos capitalistas son los que aportan el dinero. Compran 20 kilos de lo que se conoce como “los panes”. Así, la droga proveniente de los cárteles de México y Colombia está entrando en gran cantidad, con el sello característico del narcotráfico. Así como la droga de Juan Pablo Escobar tenía su sello, aquí me está entrando mucha droga “delfin”. Entonces, ¿quién la trae? ¿No se detiene al que la trae? ¿Ni al que la compra? ¿O se atrapan a dos vecinos que trafican un poco? Esa, la de gran escala, es la que más me preocupa. ¿Y cómo combato esa cuando hay tanto interés económico?

  • Ahora, escuchen: el capitalista es local, ya sea de aquí o de Córdoba, pero en este caso no va a ser así. Debido a la cercanía, la droga entra por Bolivia, atraviesa Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago, Córdoba y llega acá; incluso se ingresa desde Buenos Aires. Además, Argentina está combatiendo de forma férrea a los cárteles de Rosario y Santa Fe, desplegando policía federal y concentrando esfuerzos en Rosario para combatirlos. Como consecuencia, cada vez hay menos efectivos, ya que los oficiales no quieren arriesgarse en esas zonas y se retiran; es como si las fuerzas federales hubieran desmantelado al “hormiguero” en Rosario y Santa Fe, redistribuyéndose luego. ¿Qué hacen las hormigas? Si golpeas al hormiguero, las hormigas se dispersan; han ido a Córdoba, a Cuyo, y yo ya tengo “los monos” aquí. El cártel de los monos ya está en Villa Mercedes. Pero, ¿quién irrumpe en los barrios donde operan? No puedo revelar el nombre del barrio por tratarse de una investigación, pero la verdad es que no hay quien se atreva a entrar.

  • Entonces, necesito que se desplieguen el ejército, la prefectura y las fuerzas federales para rodear el área y realizar una “limpieza” similar a la que se está haciendo en Rosario, con topadoras, volquetas y demás, aunque no es tarea fácil. En realidad, se producen escaramuzas; en las grandes luchas, hasta ahora las estamos perdiendo, porque ellos cuentan con mayor tecnología. Hoy en día, la droga se transporta por los ríos en submarinos no tripulados, controlados a distancia, y continuamente aparecen noticias de avionetas. En Argentina no existe una ley que autorice su derribo. Tenemos radares que funcionan esporádicamente; si se detectan avionetas, no se pueden derribar, por lo que aterrizan, se estrellan y los pilotos huyen, mientras la droga queda tirada en los campos. Estamos muy mal, muy desprotegidos. Esto se debe a una cultura política que ha desprotegido y desarmado a las fuerzas federales; en definitiva, todo es cuestión de política nacional en la lucha contra el narcotráfico.

(Hacer Click sobre la imagen para escuchar las declaraciones)

 

 

 

 

 

About Author