Por Javier Calvo *
Aunque culturalmente aquí y en otras latitudes ya se impuso el concepto de “casta” para atraer votos, aún es difícil comprender la doble vara de Javier Milei para definir quién la integra y quién no. En estos días dio la enésima prueba de ello respecto a la dirigencia gremial.
Ya resultaba algo curioso que mientras acumulaba millas de diatribas contra gran parte de la clase política (pese a que en algunos casos lo proveyeron de candidaturas en las listas de LLA), empresaria, cultural, científica y hasta el Papa, los sindicalistas estaban excluidos. Se ventilaron, incluso, videos de archivo marchando junto a Hugo Moyano.
Semejante olvido empezó a aclararse cuando se conoció que Milei se había reunido en secreto con Gerardo Martínez, el capo de la Uocra. El asunto que los reunió, supuestamente, fue el interés del libertario por el sistema indemnizatorio en la construcción, diferente al formato clásico.
Una luz más potente se posó sobre el tema al lavarse las manos por TV, ante el colega José del Río, de las reelecciones eternas de los popes gremiales: “Es un problema que tendrán que encontrar la solución los trabajadores. No tengo que estar rompiendo yo una institución”. Qué llamativo, ya que en la plataforma electoral de LLA figura una reforma sindical que incluye una ley para democratizar las organizaciones y limitar la reelección.
Pero la claridad total, prácticamente enceguecedora, llegó cuando se divulgó que esta semana Milei se juntó con el cacique gastronómico Luis Barrionuevo, acaso el sindicalista con mayor cantidad de saltos ornamentales en la política argentina moderna.
Si bien se lanzó a la fama por autotitularse “recontralcahuete” de Carlos Menem ya en la interna peronista con Antonio Cafiero, quien agrupaba a la mayoría de los gremios poderosos, Barrionuevo había llegado a la cúspide de su sindicato en plena dictadura, cuando muchos de sus compañeros eran secuestrados o se exiliaban.
Con Menem tuvo su momento de gloria, que lo catapultó al frente de la Administración Nacional del Seguro de Salud (Anssal), donde se distribuían los fondos para las obras sociales. Tuvo varias denuncias que no avanzaron en la Justicia.
Por esos tiempos lanzó su máxima histórica en un reportaje televisivo: “Acá hay que dejar de robar por dos años”. El sincericidio parecía una fórmula mágica hacia el desarrollo. Nunca se cumplió.
Su inolvidable paso por la función pública menemista le granjeó relaciones fructíferas. Una de ellas fue con Enrique ‘Coti’ Nosiglia, junto a quien fue denunciado por irregularidades en el PAMI durante el gobierno de Fernando de la Rúa.
Los procesos que se le abrieron fueron quedando en la nada, mientras conseguía en ese mismo terreno judicial avanzar contra sus enemigos. Amén de buenos abogados, en la Justicia se le adjudican sólidos contactos con varios integrantes del cuerpo. Entre los nombres resalta el de María Romilda Servini, jueza federal penal y en lo electoral.
Antikirchnerista furioso, intentó ser gobernador de su Catamarca natal en vano. En uno de esos comicios provinciales, mandó a sus partidarios a quemar urnas.
LA CASTA AVANZA
Sus mutaciones continuaron. Se alió con Mauricio Macri y tomó distancia con el declive de Cambiemos. La voltereta tuvo un penúltimo giro que duró hasta el 24 de junio último, al patrocinar la precandidatura presidencial de Eduardo ‘Wado’ de Pedro. Al ministro del Interior lo bajaron para que vaya Sergio Massa, pero Barrionuevo volvió a demostrar que sus principios son unos, pero pueden ser otros.
La última pirueta, por el momento, se ejecutó tras el triunfo de Milei en las PASO. En una entrevista, el jefe sindical sostuvo que el libertario le hacía acordar a Menem y que podía vencer en primera vuelta.
La cumbre entre ellos tardó nada, luego de esa declaración y del puente que se habría construido con participación de Fátima Florez. La flamante pareja del candidato actuó asiduamente en el Hotel Sasso de Mar del Plata, propiedad de los gastronómicos de Barrionuevo.
Según dejaron trascender, el encuentro entre ellos fue ameno y charlaron sobre los desafíos del mundo laboral moderno.
Milei fue preguntado en televisión por esa reunión con Barrionuevo, en tono crítico. “Al menos él vive de la de los sindicatos”, lo defendió el candidato libertario. Una doble vara peculiar.
* Columnista Diario Perfil
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