12 diciembre, 2024

TODOS UNIDOS: UN “BULLDOG” A PUNTO DE PEGAR EL PORTAZO

Por Eduardo Gargiulo

De los nueve ministerios y once secretarías que componen el gabinete provincial de Claudio Poggi, solo un casillero continúa vacante: Ciencia e Innovación.

Naturalmente, no es porque a la coalición de gobierno (o puntualmente Avanzar) le falten hombres o mujeres dispuestos a asumir esa función. Ocurre que cuando el gobernador electo comenzó a diseñar su esquema de gobierno, fue distribuyendo espacios de poder a los distintos socios electorales que contribuyeron al triunfo. Esa parcela estaba escriturada para el partido Todos Unidos y su titular, Adolfo Rodríguez Saá, es quien debía – y aún debe-  proponer el nombre del responsable.

Transcurridos dos meses, sin embargo, el Ministerio de Ciencia e Innovación sigue estando a cargo del ministro de Hacienda e Infraestructura, Néstor Ordoñez, quien está demasiado pre-ocupado con el manejo de las cuentas públicas como para prestarle atención.

Cuatro fuentes consultadas acerca de esta indefinición coincidieron con una misma versión: “El Adolfo propuso el nombre de su esposa, Gisela Vartalitis, pero Poggi lo rechazó”.

El argumento fue que no podía nombrar en su gabinete a una persona que él mismo denunció oportunamente, por la millonaria financiación estatal que recibió su fundación, “Mujeres Puntanas”, para repartir electrodomésticos en medio de la campaña de 2017.

Lo que no dijo, pero se deduce, es que ese nombramiento podía provocar –además- un tembladeral entre sus socios políticos, que ya se habían tragado “el sapo” de la alianza con el cinco veces gobernador y efímero presidente de la nación, para poder derrotar a su hermano.

Así las cosas, Adolfo lo entendió, pero no le gustó el veto, toda vez que sería el encargado de comunicarle la mala nueva a su esposa, cuyo carácter no es ejemplo de mansedumbre, precisamente.

Nadie arriesga a elucubrar cómo fue ese íntimo momento entre ambos, lo cierto es que desde entonces la comunicación entre Adolfo y su “hijo dilecto” se frisó y nunca propuso un nombre alternativo para asumir dicho ministerio, que continúa vacante.

No obstante, Poggi fue otorgando lugares a varios de los principales candidatos de Todos Unidos, en cumplimiento de su palabra de ofrecer contención a sus principales aliados para co-gobernar la provincia. Uno de los más favorecidos fue el ex candidato a intendente, Harold Bridger, quien fue nombrado Secretario de Estado de Actividades Logísticas, con sede en la ZAL.

El nombrado se hizo cargo y, hasta donde se sabe, su gestión ha merecido el respaldo de Poggi, quien le ha manifestado su “plena conformidad”, toda vez que le ha dado un mayor impulso a la actividad logística, especialmente con la utilización del tren de carga, al tiempo que ha atraído a más empresas para que aprovechen sus ventajas y servicios.

Pero no todas son rosas. Los problemas de Bridger no tienen que ver con su gestión institucional, sino con el manejo interno de su personal. Puntualmente, con una empleada jerárquica que le fue impuesta: B.O. de V.

¿Por qué es noticia una controversia semejante, si en todos los trabajos suele haber rispideces? Porque la susodicha fue propuesta por la propia Gisela, de quien sería socia y amiga. Obviamente no es una empleada cualquiera, con semejante “madrina”. Y al parecer a poco de llegar habría “chapeado” con sus contactos.

Fuentes de la ZAL aseguran que esta mujer habría tenido no uno sino varios encontronazos con Bridger, quien llegó a pedirle que se fuera si no estaba cómoda. El cortocircuito habría llegado incluso a oídos del propio Poggi, quien respaldó a su funcionario y le dio libertad de acción para que actuara según su criterio, sin condicionamientos. Pero también, claro está, llegó a conocimiento de Gisela y su esposo, quienes nunca tuvieron demasiada estima por el “bulldog”, como lo llaman en reserva.

La tensión ha ido en aumento y según una fuente digna de crédito, Bridger dijo basta y reclamaría el traslado “compulsivo” de su empleada, “cansado de renegar todos los días con algo nuevo”. El tema ya es una de las principales “comidillas” entre el personal de la ZAL, que llena sus tiempos de recreación chusmeando las anécdotas que trascienden sobre los entredichos que se suceden entre el jefe y su subordinada.

– Che, no me jodás, ¿tan grave puede ser el conflicto con una empleada?

– Sí. Harold no quiere que nadie haga negocios en la ZAL.

– ¿A qué te referís?

– No me hagás hablar, no puedo darte más. Imaginate el resto…

– Bueno, pero si como decís la corre de su lado, se va a poner de punta al Adolfo y Gisela. Flor de kilombo se le va a armar.

– No, nada que ver. Tiene el apoyo de Poggi. Si esto sigue así, Harold se va de Todos Unidos.

– ¿Solo?

– No creo, varios nos vamos con él. Ya nos tiene podridos que la Gisela lo maneje al Adolfo y haga lo que quiere. Muchos compañeros no se lo dicen pero están recalientes de que Adolfo no proponga otro nombre para el Ministerio de Ciencia y Técnica. Por lo menos eso nos permitiría contener a 15 ó 20 compañeros. Pero no, se ha encaprichado que si no es Gisela no va nadie.

En este contexto, no sería extraño que en el corto plazo haya novedades en “Todos Unidos”, espacio político que no estaría haciendo honor a su nombre.

 

 

 

 

 

 

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