Por Eduardo Gargiulo
“Es un traidor hdp, al Murgo hay que expulsarlo, es él quien le pasa información al Gargiulo”.
Al menos dos fuentes diferentes dieron la misma información sobre el epíteto que utilizó Adolfo Rodríguez Saá, minutos después de leer la última primicia difundida por Apuntes de San Luis, en torno del asado con rosca realizado en Villa Mercedes, en el domicilio particular del ex intendente de Juan Jorba Sergio Panza.
Como se recordará, en aquél encuentro gastronómico ultra reservado participaron además del ex presidente y varios de sus laderos, el diputado provincial Walter Aguilar y algunos dirigentes de otro partido, de origen académico, pero que se persignan ante Poggi.
Vale aclarar que según las fuentes consultadas por este medio, de la comida no fue parte el “crucificado” Murgo.
El problema, y los ruidos que se produjeron, viene a cuento que no fueron invitados otros que se presume debieran haber estado. Tanto cercanos a Adolfo (Merlo por ejemplo), como al propio dueño de casa, que trabaja bajo las órdenes del ex candidato a intendente Harold Bridger.
Tanto en el oficialismo como en la oposición, la juntada provocó interés y generó múltiples interpretaciones.
En Terrazas del Portezuelo los voceros consultados minimizaron su importancia, aunque les llamó la atención la cercanía de Adolfo (distanciado últimamente de Poggi) con el escurridizo Walter Aguilar.
Entre los “ultraalbertistas” hubo quienes explotaron de bronca contra el diputado oriundo de La Toma, de quien sospechan que teje por afuera y juega a dos y tres puntas, según sus propias conveniencias.
En el entorno del intendente Maximiliano Frontera, en cambio, no tienen dudas que entre costilla y costilla aquellos hablaron acerca de cómo construir poder para quedarse con la conducción del PJ, que debe convocar a elección de autoridades antes de fin de año.
La lectura que hace un fronterista de la primera hora es que Adolfo quiere volver a jugar en las ligas mayores, para condicionar a Poggi. Carente de cargo nacional y poder de decisión, la plataforma ideal para conseguir ese objetivo sería el PJ, previa parada de reconciliación con su hermano Alberto. Aguilar, por su lado, tendría asignado también un lugar de preeminencia, como congresal provincial titular y presidente del Departamental Pedernera del PJ, para jugar por la intendencia en 2027, aprovechando que Frontera no puede presentarse a una nueva reelección.
SUSPENSIÓN
La filtración periodística disparó una verdadera caza de brujas dentro del espacio que conduce Adolfo Rodríguez Saá. Cada uno empezó a vomitar nombres de los posibles estómagos resfriados, intentando llevar agua para su molino. Las balas, siempre, picaban cerca del jefe de la logística.
Paralelamente, en un grupo de whatsapp que comparte con algunos dirigentes de su íntima confianza, el ex gobernador propuso convocar al Congreso Provincial de Todos Unidos, a los fines de resolver la suspensión partidaria de quien consideró culpable.
Para eso, era necesario contar con una denuncia contra Hugo Murgo, operador político y colaborador de Harold Bridger en la Zona de Actividades Logísticas. Un notorio abogado se ofreció a impulsarla, deseoso de satisfacer el deseo del jefe, otros aceptaron firmarla y el “operativo sanción” se puso en marcha.
Exactamente doce días después de publicarse aquella revelación nunca desmentida, el máximo órgano de gobierno del partido menos-unido-que-nunca daba a conocer la resolución, a través de la cual suspende al dirigente villamercedino en el cargo de Congresal Titular del Departamento Pedernera, por el término de seis (6) meses. Además de correr vista, como corresponde para cuidar las formas, al Tribunal de Disciplina Partidario.
Pero el castigo debía ser peor, por eso la excusa se utilizó para embretar y poner a prueba la fidelidad del jefe de Murgo, Harold Bridger. El “inglés” (aunque también lo llaman despectivamente “buldog”) previamente había tenido algunos encontronazos con una empleada propuesta por Gisela Vartalitis, esposa de Adolfo. Motivo por el cual también está en la mira del jefe.
Para ello, en otra resolución el Congreso Provincial del partido resolvió comunicarle lo dispuesto y ordenarle que “proceda de manera inmediata a desafectar en el organigrama de dicha Secretaría de Estado (ZAL) al afiliado Hugo Francisco Murgo, en razón de haberle perdido total confianza, producto de las inconductas partidarias denunciadas”.
Así están las cosas este miércoles. Murgo ya fue notificado y, consultado por este medio, dijo que estaba preparando una respuesta, a través de una carta documento.
Bridger, por su lado, también recibió copia de la resolución del órgano partidario, aunque no pudo ser consultado al respecto. Sí se supo que está evaluando su accionar y las consecuencias de su decisión. Por de pronto, no le hace gracia soltarle la mano a su colaborador, con quien tiene una excelente relación, por algo que no le consta y tampoco tiene relación con el trabajo. Pero sabe que si no da curso al despido, será su cabeza la que irá a parar a la picota partidaria.
El descalabro interno del partido menos-unido-que-nunca ha sido tan bravo que sus remezones llegaron al despacho mismo de Claudio Poggi, jefe de la coalición política que “aparceló” su gobierno para contener a todos los sectores que lo apoyaron. Él también está avisado de que Adolfo ha pedido la cabeza de Murgo y que el responsable de ejecutar la decapitación es Bridger. No obstante, al hacerle conocer la decisión, sin dudas es un mensaje de que él mismo es el encargado de asegurar que el degüello se produzca.
Es tanta la tensión que se ha generado, que según algunos el escándalo desatado a partir de este episodio podría detonar una verdadera implosión partidaria, con la renuncia de una veintena de dirigentes disconformes con la conducción y las últimas medidas adoptadas, de no ocupar el Ministerio de Ciencia y Tecnología del gobierno provincial, hasta tanto Poggi acepte designar a Gisela Vartalitis.
Qué contradictorio lo ocurrido, en medio de la terrible crisis económica que afecta a millones de argentinos. Muchos matarían por comerse un buen asado. Otros se lo comen y después salen a matar.
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