Ese fue el título que dejó el rector de la Universidad Nacional de Villa Mercedes, Dr. Marcelo Sosa, sintetizando cómo lo marcó esta vocación y pasión que siente por el acto educativo y la transformación que produce en la vida de las personas.
A pesar del “regalito” que se encontró a poco de asumir, con las severas restricciones presupuestarias que dispuso el gobierno de Javier Milei a las universidades; y la deuda actual de más de 160 millones por aportes previsionales que le dejó su antecesor, David Rivarola, el conductor de la UNViMe se muestra optimista.
Por caso, tiene plena conciencia que el principal problema de la universidad es la carencia de aulas propias, y a pesar de la parálisis de la obra pública que resolvió el gobierno nacional, tiene un plan B: lotear 20 de las 80 hectáreas del predio que posee en ruta 55 norte (detrás del Campus de la UNSL), para darle una solución a las necesidades habitacionales del personal de la UNViMe y, con lo recaudado, terminar el complejo áulico y construir residencias para estudiantes.
En la entrevista con “Dejame un Título”, el Dr. Sosa también se refirió a la inauguración de la primera Extensión Áulica en Tilisarao y una próxima en Unión, y a otro de los problemas que debió resolver a poco de asumir, como fue el conflicto con el personal NoDocente.
Luego de asumir el cargo conservó algunas horas que tenía como docente, en la Escuela de Ciencias Sociales y Educación, para no perder el contacto con la problemática de los estudiantes ni dejar de hacer lo que más le gusta, que es aportar a la formación de los futuros profesionales de educación con un sentido humano y comprometido.
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