26 julio, 2024

RODRÍGUEZ SAÁ Y EL CONGRESO DEL PJ: HAZ LO QUE YO DIGO…

Por Eduardo Gargiulo

Ya era tiempo de convocar al partido, a más de cuatro meses de la dolorosa debacle electoral a manos del libertario Javier Milei. La principal coincidencia era que había que desplazar al “padre de la derrota”: Alberto Fernández. Se lo hizo prolijamente (el tipo pidió licencia). Pero ahora viene lo más difícil: ver cómo se reconfigura hacia adentro, se reconstruyen nuevos liderazgos y se define un nuevo perfil de cara al futuro.

El Congreso del PJ nacional que deliberó el viernes último en el microestadio de Ferrocarril Oeste no dejó grandes definiciones. Apenas algunos pases de factura velados a Máximo Kirchner y cero debate en torno de las causas que facilitaron el triunfo libertario. El último candidato presidencial Sergio Massa prefirió dedicarse a renovar su propio espacio, fiel a su estilo de atender su propio juego.

Está todo tan fresco que apenas se consiguió aprobar la creación de una nueva mesa de acción política que actuará como conducción transitoria, aunque la designación de sus integrantes quedó para más adelante. Ante la carencia de un liderazgo fuerte, el PJ copiaría el modelo de la CGT, con una conducción colegiada de 3 o hasta 5 integrantes, pero eso recién empezó a discutirse.

Asistieron la mitad: apenas 466 de 900 congresales con que cuenta el PJ. Entre ellos se encontraba el ex gobernador Alberto Rodríguez Saá y un grupo de sus más cercanos seguidores. Su postura de que se convocara en forma urgente a elecciones internas no prosperó. Nadie creyó que fuera oportuno ir tan allá, sin antes ordenar un poco las cargas.

 

Se volvió con bronca, porque nadie le brindó el espacio de reconocimiento que cree haberse ganado por haber sido quien cinco años atrás plantó bandera con aquello de “hay 2019”, cuando muchos creían que el macrismo era invencible. Según algunos íntimos, estuvo a punto de lanzar un “hay 2027”, pero se frenó.

Una de sus acompañantes, la ex senadora Eugenia Catalfamo, efectuó un posteo en el que blanqueó la postura del peronismo de San Luis en el Congreso del PJ Nacional:

“Manifestamos la necesidad imperiosa de poder llamar a elecciones internas para conducir nuestro movimiento de manera organizada y de cara a lo que nos pide el pueblo argentino en momentos de tantísima angustia. Como dijo Alberto Rodríguez Saá: convicciones, militancia y concentración de fuerzas. ¡Con el pueblo y por el pueblo, todo!”.

Hubo muchos pulgares levantados en su publicación, aunque también cosechó ásperos comentarios.

En San Luis muchos dirigentes también manifestaron su bronca, pero no por lo ocurrido en el congreso de Ferro.

– “¿Cómo es la cosa? ¿A nivel nacional es imperioso convocar a internas y renovar el partido y aquí en San Luis se hacen los boludos?”, se preguntó un veterano dirigente con lenguaje llano y mucho sentido común.

No es el único que piensa de este modo. Otro, sin conocer esa opinión, dijo algo parecido:

“El Alberto no tiene cara. Él no tiene autoridad moral para reclamar nada, no solo porque también perdió y está hace más de 40 años, sino porque maneja todo a su antojo. Miralo ahora: llama a los compañeros a la redacción del diario para bajarles línea, en lugar de abrir el partido para el debate interno y la renovación”.

Todos en off, “porque los trapitos se lavan adentro, cuando nos convoquen a debatir”.

El único que habló y dijo lo que piensa, meses atrás, por poco lo crucifican. El intendente de Villa Mercedes Maxi Frontera se animó a proponer como alternativa el llamado a internas abiertas. Nadie lo salió a bancar. Desde “la conducción”, en cambio, están viendo cómo convocan al tribunal de disciplina partidaria del PJ para expulsarlo a él y a los diputados provinciales que se fueron del bloque.

Todo muy constructivo y democrático.

Al  igual que lo que acontece en el orden nacional, el justicialismo de San Luis también ha quedado tambaleante tras la derrota e incapaz de frenar la diáspora de dirigentes que eligen escindirse en busca de su propio destino (y conveniencias).

Así como ante el presidente han ganado poder y peso propio los gobernadores, ante Terrazas del Portezuelo son los intendentes quienes han sumado centralidad. La última votación en Diputados y Senadores, con amplias mayorías respaldando el proyecto de ley de moratoria, se adjudica en buena medida a la “muñeca” de los jefes comunales.

A partir de la relación que estos han logrado tejer con Poggi, para contar con gobernabilidad y poder gestionar la crisis, los legisladores de cada departamento se han alineado con las necesidades de sus pueblos y ciudades, al margen del mandato partidario.

En la Cámara baja apenas quedaron 14 leales que le responden al ex gobernador. En el Senado serían tres, pero para no aparecer perdiendo por goleada prefirieron votar con el oficialismo.

Lo ocurrido marca el estado de debilidad extrema en que se encuentra el otrora poderoso Partido Justicialista. Su poder de fuego se reduce cada vez más con el paso de los días, al mismo ritmo que la influencia de su conductor.

No solo pierde jugadores en cada nueva movida, sino que tampoco consigue sumar “suscriptores” para la edición digital de su diario, antes de cerrar su formato impreso. Un presente muy triste y preocupante, advertir cuando el poder se diluye rápidamente sin que nada lo detenga.

Avanzado el año 1700, Catalina la Grande se convirtió en la emperatriz reinante más larga del imperio ruso, que convirtió a ese país en la potencia dominante de Europa sudoriental y jugó un papel importante en la era rusa de la iluminación. Dejó muchas frases, pero una encaja perfectamente en el actual contexto que analizamos. Ella dijo: «El poder sin la confianza de una nación no es nada».

Aunque sea triste y resulte doloroso, Alberto Rodríguez Saá debe estar apreciando algo parecido.

 

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