26 julio, 2024

Y UN DÍA, EL HOMBRE MORDIÓ A UN PERRO…

Por Eduardo Gargiulo

En periodismo, cuando se explica qué tiene que tener un hecho cualquiera para ser considerado noticia, se dice: debe tratarse de algo distinto, novedoso, que interese a un gran número de personas y que se aleje de lo habitual o rutinario.

En tren de clarificar aún más qué es un hecho noticioso, suele darse un ejemplo extremo: “Que un perro muerda a un hombre es algo lógico, pero como sucede a menudo, deja de ser noticia. Lo realmente noticioso e interesante sería que un hombre muerda a un perro”.

Lo anterior sirve para graficar las denuncias por malos olores y contaminación contra el frigorífico QuickFood (Marfrig S.A.), en Villa Mercedes. Se han hecho tantas, por parte de vecinos o de la asociación que los representa, que es imposible llevar la cuenta. Nunca pasó nada. Las denuncias nunca prosperaron, o se perdieron, o fueron “arregladas” en el camino.

Lo cierto es que SIEMPRE hubo malos olores. La cuestión lleva décadas, desde que se instaló el frigorífico en el barrio San José, apenas a 8 cuadras de la céntrica plaza Pedernera.

Muchos vecinos, hartos de la situación, intentaron vender sus propiedades para emigrar a otro barrio, pero cayeron en la cuenta que sus propiedades perdieron el 50% de su valor, por lo que no les alcanzaría para comprarse otra casa.

En una de las tantas gestiones del ex intendente Mario Raúl Merlo se intentó erradicar la planta. Se les otorgó un plazo de 10 años. Parecía tiempo más que suficiente, pero no lo fue. El plazo se venció. Se le otorgó una prórroga y nada. Sigue en el mismo lugar, igual que los olores.

Cada vez que se los notifica, los directivos amenazan con el cierre y se termina priorizando “preservar las fuentes de trabajo”. La contaminación persiste y el hecho, de tan repetitivo, deja de ser noticia. Hasta la semana pasada.

Sucede que desde Fiscalía Municipal omitieron el pasado y “la cara del cliente”. Ante una denuncia reciente, se constituyeron en el lugar y labraron un acta, constatando los nauseabundos olores. Luego se dio curso formulando acusación y solicitando la aplicación de una pena: 10.000 unidades de multa (algo así como 2 millones de pesos) por el tipo de infracción.

Lo que vino después es para alquilar balcones. Apareció el abogado de la empresa, quien supo estar del otro lado del mostrador, cuando se desempeñaba como Secretario de Gobierno de Merlo.

El respetado hombre de derecho expuso argumentos desopilantes a modo de defensa. Ejemplo: el acta municipal no hacía referencia a la “dirección del viento al momento de la inspección…”, para poder determinar si efectivamente los olores provenían de Quickfood. Otra: “No se realiza una toma de muestras de calidad del aire circundante”.

Le faltó solicitar una rinoscopía a los vecinos para determinar si tienen en buenas condiciones su sistema olfativo.

Los argumentos constituyen un total delirio, teniendo en cuenta que NO existe otra fábrica cerca y que los olores emanan, obviamente, de las chimeneas del frigorífico, lo cual es observado – y padecido- de forma directa por cualquier persona. Ergo: chimenea apagada, no hay olores.

Ante tan tibia defensa y la insistencia fiscal, la jueza del Tribunal Municipal de Faltas no tuvo más opción que fallar en contra de Marfrig, con un sugestivo detalle: le bajó la pena, atendiendo a la inflación y la crisis económica, “de la que las empresas del medio no están ajenas…”.

De 10.000 U.M. dispuso un significativo descuento, fijando la sanción en 6.000 ($1.200.000). No vaya a ser que se enoje Quickfood por considerar elevada la multa.

Estamos hablando de una de las firmas frigoríficas más importantes del país, cuyo saldo exportador no amerita subsidiar ni disponer privilegios económicos de ninguna naturaleza.

Pero la “rebaja” no es lo único que llama la atención de la sentencia. Teniendo en cuenta el daño ocasionado y que se condena a la empresa por encontrarla culpable de la contaminación, no se la emplaza ni se le impone ningún tipo de acción para resolver el problema, lo que se designa como plan de remediación ambiental. ¿Extraño no? ¿Se le habrá pasado por alto ese detalle?

Apuntes de San Luis pudo establecer que Marfrig S.A. va a apelar la medida ante la cámara. Sus directivos están muy molestos y consideran ser objeto de una injusta sanción.

Era previsible que pudiera suceder. A ningún perro le debe gustar que lo muerda un hombre. Eso casi nunca sucede.

 

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